Las participaciones preferentes son un instrumento financiero híbrido emitido habitualmente por bancos y grandes empresas. Se consideran híbridos porque combinan características de la renta fija (pagan una remuneración periódica) y de la renta variable (no garantizan ni el capital ni el pago de intereses en todos los casos).
Aunque su nombre pueda inducir a pensar que son similares a las acciones, no confieren derechos políticos como el voto en las juntas de accionistas, y aunque funcionan de forma parecida a los bonos, tampoco tienen un vencimiento determinado.
Características principales
- Rentabilidad condicionada: pagan un cupón (interés) fijo o variable, pero su abono depende de que la entidad emisora obtenga beneficios distribuibles.
- Perpetuidad: en la mayoría de los casos no tienen fecha de vencimiento, aunque el emisor puede recomprarlas tras un plazo inicial (normalmente 5 años).
- No garantizan el capital: el inversor puede perder parte o la totalidad del dinero invertido.
- Rango de cobro: en caso de liquidación de la entidad, se sitúan detrás de otros acreedores (bonistas, depositantes), pero por delante de los accionistas ordinarios.
- Liquidez limitada: suelen negociarse en mercados secundarios, donde el precio depende de la oferta y la demanda.
Ventajas y desventajas
Ventajas
- Ofrecen una rentabilidad potencial superior a la de los depósitos o bonos tradicionales.
- Permiten diversificar carteras con un producto que combina elementos de renta fija y variable.
Desventajas
- Alto riesgo de pérdida de capital.
- El pago de intereses puede suspenderse sin que ello suponga incumplimiento por parte del emisor.
- Pueden ser difíciles de vender en mercados secundarios, especialmente en momentos de crisis.
- Son productos complejos, no recomendados para inversores minoristas sin experiencia.
Ejemplo histórico en España
En España, las participaciones preferentes fueron muy polémicas a raíz de la crisis financiera de 2008. Numerosas entidades bancarias las comercializaron entre clientes minoristas como si fueran productos seguros, cuando en realidad eran instrumentos complejos y de riesgo elevado.
Miles de pequeños ahorradores sufrieron pérdidas significativas al no poder recuperar su inversión o hacerlo con fuertes descuentos. Este episodio derivó en sanciones regulatorias, procesos judiciales y la creación de mecanismos de arbitraje para compensar a los afectados.
Regulación y supervisión
Tras estos casos, la CNMV y el Banco de España reforzaron los controles sobre la comercialización de productos financieros complejos. Hoy en día, la venta de participaciones preferentes está sujeta a la obligación de realizar a los clientes los test de idoneidad y conveniencia, para evaluar si realmente entienden los riesgos del producto.
Perfil de inversor
Las participaciones preferentes están diseñadas para inversores profesionales o institucionales con capacidad para asumir riesgos elevados y horizontes de inversión a muy largo plazo. No son adecuadas para ahorradores conservadores que buscan seguridad o liquidez inmediata.
En definitiva, las participaciones preferentes son un producto financiero complejo, de alto riesgo y baja liquidez, que puede ofrecer rentabilidades atractivas pero que ha demostrado ser poco adecuado para el pequeño inversor. Su caso en España se ha convertido en un ejemplo paradigmático de la necesidad de transparencia y protección al cliente en la comercialización de productos financieros.