Las plusvalías son los incrementos de valor que experimenta un activo entre el momento en que se adquiere y el momento en que se vende o transmite. En términos financieros y económicos, se trata de una ganancia patrimonial que se produce cuando se vende un bien —como un inmueble, una acción o un fondo de inversión— a un precio superior al que se compró.

En otras palabras, una plusvalía es el beneficio que se obtiene al vender un activo por encima de su valor de adquisición. Este concepto es fundamental en el ámbito de la fiscalidad, las inversiones, la contabilidad y el derecho tributario.


Tipos de plusvalías

1. Plusvalía patrimonial

Es el incremento de valor que se genera por la revalorización de un bien del patrimonio personal o empresarial. Por ejemplo:

  • Venta de un inmueble por un precio superior al de compra.
  • Transmisión de acciones o participaciones con ganancia.
  • Herencias o donaciones que implican un valor superior al declarado inicialmente.

Este tipo de plusvalía está sujeta al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en el caso de personas físicas, y puede generar obligaciones fiscales relevantes.

2. Plusvalía municipal (Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, IIVTNU)

Es un impuesto que cobran los ayuntamientos cuando se produce la venta, donación o herencia de un inmueble urbano. No grava la ganancia patrimonial del vendedor como tal, sino el incremento del valor del suelo desde que se adquirió el inmueble hasta su transmisión.

Este impuesto ha sido objeto de varias sentencias del Tribunal Constitucional, que han limitado su aplicación cuando no existe realmente una ganancia para el contribuyente.

3. Plusvalía bursátil o financiera

Se refiere a la ganancia obtenida por la venta de valores mobiliarios (acciones, bonos, participaciones en fondos) a un precio superior al de compra.

  • Si compras una acción por 50 € y la vendes por 70 €, la plusvalía obtenida es de 20 € por título.
  • Este beneficio se incluye en la base del ahorro del IRPF y tributa según tramos progresivos establecidos por Hacienda.

Cálculo de la plusvalía

Para determinar el valor de una plusvalía se utiliza la siguiente fórmula básica:

Plusvalía = Precio de venta – Precio de adquisición – Gastos deducibles

En el caso de activos financieros, también se pueden deducir comisiones de compra-venta. En inmuebles, se pueden sumar gastos como notaría, registro, impuestos pagados y reformas acreditadas.

En algunos casos, las normativas permiten actualizar los valores de adquisición o aplicar coeficientes reductores (por ejemplo, en transmisiones anteriores a 1994), aunque muchas de estas ventajas han sido eliminadas o limitadas en los últimos años.


Tributación de las plusvalías en España (IRPF)

En el caso de personas físicas residentes, las plusvalías se integran en la base del ahorro del IRPF y tributan con los siguientes tramos (vigentes a 2025):

  • Hasta 6.000 €: 19%
  • De 6.000 € a 50.000 €: 21%
  • De 50.000 € a 200.000 €: 23%
  • De 200.000 € a 300.000 €: 27%
  • Más de 300.000 €: 28%

Es importante recordar que también se pueden generar minusvalías, es decir, pérdidas patrimoniales, que se pueden compensar con ganancias en la declaración de la renta, reduciendo así el impacto fiscal.


Ejemplos de plusvalía

  • Una persona compra un piso por 150.000 € en 2015 y lo vende en 2025 por 210.000 €. La plusvalía patrimonial obtenida (sin contar gastos) sería de 60.000 €.
  • Un inversor adquiere participaciones de un fondo por 10.000 € y las vende por 13.500 €. Ha generado una plusvalía de 3.500 €.
  • Un paquete de acciones se compra por 25.000 € y se vende por 20.000 €. En este caso no hay plusvalía, sino una minusvalía de 5.000 €.

Importancia económica y fiscal

Las plusvalías representan una fuente importante de ingresos para muchos inversores y contribuyentes, pero también son uno de los conceptos más vigilados por la administración tributaria. En contextos de revalorización de activos (como en los mercados inmobiliarios o financieros), las plusvalías se convierten en:

  • Una fuente de riqueza privada, pero también de presión fiscal.
  • Un indicador de evolución de mercado: cuanto más se generan, más optimista suele ser el entorno económico.
  • Un componente clave en la planificación fiscal y patrimonial: elegir el momento adecuado para vender puede optimizar el impacto tributario.