La volatilidad histórica es un indicador estadístico que mide la variación o dispersión de los precios de un activo financiero a lo largo del tiempo, tomando como base los precios pasados. Cuanto mayor es la volatilidad, mayores han sido las fluctuaciones en el valor del activo, lo que se interpreta como un mayor nivel de riesgo o incertidumbre.
Este concepto se aplica a acciones, índices bursátiles, divisas, materias primas y cualquier otro instrumento financiero cotizado. Es una herramienta clave en análisis cuantitativo, valoración de derivados y gestión de carteras.
¿Cómo se calcula?
La volatilidad histórica se calcula como la desviación estándar de los rendimientos diarios (u horarios, semanales, etc.) de un activo durante un periodo determinado. El resultado se expresa en forma de porcentaje anualizado.
Fórmula básica:
Volatilidad = √Varianza de los rendimientos diarios × √n
Donde n es el número de periodos para anualizar la desviación (por ejemplo, √252 si se usan rendimientos diarios, ya que hay unas 252 sesiones bursátiles al año).
Por ejemplo, si una acción tiene una volatilidad histórica del 25 %, significa que su precio puede desviarse un 25 % arriba o abajo respecto a su media anual, con un 68 % de probabilidad (si se asume una distribución normal).
¿Para qué se usa?
- Medición del riesgo: la volatilidad es un componente central del riesgo total de un activo.
- Modelos de valoración de opciones: como el modelo de Black-Scholes, donde la volatilidad es uno de los parámetros clave.
- Selección de activos: algunos gestores prefieren activos con baja volatilidad para estrategias conservadoras.
- Construcción de carteras eficientes: en el marco de la teoría moderna de carteras (Markowitz).
- Comparación entre activos similares: dos acciones con mismo rendimiento medio pero distinta volatilidad implican niveles de riesgo muy diferentes.
Diferencia entre volatilidad histórica y volatilidad implícita
- Volatilidad histórica: basada en el comportamiento pasado de los precios.
- Volatilidad implícita: extraída de los precios actuales de las opciones y refleja la expectativa futura del mercado sobre la volatilidad del activo subyacente.
Ambas se utilizan de forma complementaria, pero tienen propósitos distintos: la primera es descriptiva, la segunda es anticipativa.
Interpretación práctica
- Una alta volatilidad histórica puede indicar que el activo ha sido muy sensible a noticias, cambios económicos o especulación.
- Una baja volatilidad sugiere estabilidad, aunque no implica ausencia de riesgo.
- No todas las subidas de volatilidad son negativas: también puede reflejar oportunidades de trading o reacción a eventos esperados.
Limitaciones
- No predice el futuro: solo refleja lo que ha ocurrido, no lo que ocurrirá.
- Puede verse distorsionada por eventos puntuales (crisis, anuncios corporativos, etc.).
- Sensibilidad al periodo analizado: distintos plazos pueden dar resultados muy diferentes.
- Supone que los rendimientos siguen una distribución normal, lo cual no siempre es cierto en los mercados financieros.
Ejemplo práctico
Supongamos dos acciones:
- Acción A: rentabilidad media anual del 8 % y volatilidad histórica del 10 %.
- Acción B: misma rentabilidad del 8 %, pero con una volatilidad histórica del 25 %.
Aunque ambas ofrecen el mismo retorno esperado, la Acción A ha sido mucho más estable en el pasado, lo que puede hacerla más atractiva para un perfil conservador.
Puedes consultar la volatilidad histórica de muchos activos en plataformas como Investing.com, Yahoo Finance, Bloomberg (profesional), o TradingView, seleccionando los periodos y rangos deseados.