Un bono basura (también conocido como high-yield bond o bono de alto rendimiento) es un instrumento de deuda emitido por una empresa, entidad o país que tiene una baja calificación crediticia, lo que implica un alto riesgo de impago. A cambio de ese mayor riesgo, estos bonos ofrecen una rentabilidad más elevada que los bonos emitidos por emisores con buena calificación.
Se trata de una categoría de inversión que combina riesgo elevado con la posibilidad de alta rentabilidad, y que ha sido clave en la financiación de empresas con dificultades financieras, procesos de reestructuración o proyectos de alto riesgo.
¿Quién determina si un bono es “basura”?
Las principales agencias de calificación crediticia (rating agencies), como Moody’s, Standard & Poor’s (S&P) y Fitch, evalúan la solvencia de los emisores y asignan una nota o rating. Los bonos se consideran basura cuando su calificación está por debajo del nivel considerado “grado de inversión”:
- Moody’s: por debajo de Baa3
- S&P y Fitch: por debajo de BBB-
Los bonos con esas notas bajas se sitúan en la categoría de «grado especulativo» o «non-investment grade», lo que refleja una probabilidad significativa de incumplimiento.
Características principales
- Alto rendimiento (high yield): para compensar el riesgo de impago, los emisores ofrecen tipos de interés muy superiores a los bonos de alta calidad.
- Alta volatilidad: los precios de estos bonos fluctúan con más intensidad ante noticias económicas, resultados financieros o cambios en las condiciones del mercado.
- Emisores con dificultades: suelen ser empresas con elevada carga de deuda, escasa estabilidad o en proceso de reestructuración.
- Mercado secundario activo, aunque con menor liquidez que los bonos de grado de inversión.
¿Quién emite bonos basura?
- Empresas en crecimiento agresivo que no pueden acceder a financiación tradicional.
- Empresas en crisis financiera o con historial de impagos.
- Países con elevada inestabilidad económica o política.
- Sociedades que financian adquisiciones apalancadas (LBOs) o reestructuraciones internas.
Riesgos asociados
- Riesgo de crédito: posibilidad de que el emisor no pague intereses o no devuelva el capital.
- Riesgo de liquidez: puede ser difícil vender el bono sin incurrir en pérdidas, especialmente en mercados inestables.
- Riesgo de mercado: alta sensibilidad a cambios en los tipos de interés o en la percepción del riesgo.
- Riesgo reputacional: las empresas emisoras pueden estar expuestas a escándalos, litigios o sanciones que aumenten su perfil de riesgo.
¿Por qué invertir en bonos basura?
Pese a los riesgos, los bonos basura pueden tener un lugar en una cartera bien diversificada:
- Ofrecen rentabilidades más altas que los bonos tradicionales.
- Diversificación del riesgo si se combinan con activos de mayor calidad.
- Pueden beneficiarse de ciclos económicos expansivos, donde las empresas mejoran su solvencia y los diferenciales se reducen.
Muchos fondos de inversión y ETFs especializados en high yield permiten acceder a este tipo de activos de forma diversificada y profesional.
Ejemplos históricos
- En los años 80, el auge de los bonos basura fue protagonizado por figuras como Michael Milken, quien popularizó su uso en financiación de adquisiciones apalancadas.
- Durante la crisis financiera de 2008, muchos bonos high yield sufrieron enormes caídas, pero también ofrecieron grandes oportunidades de recuperación para inversores con perfil agresivo.
- Países como Argentina o Venezuela han emitido deuda que en muchas ocasiones ha sido calificada como bono basura debido a los reiterados impagos.
Los bonos basura representan una opción para inversores con mayor tolerancia al riesgo, que buscan mejorar la rentabilidad de su cartera a cambio de asumir mayor volatilidad y posibilidad de pérdida. Como en toda inversión de renta fija, es esencial valorar bien la calidad del emisor, diversificar y entender las condiciones del mercado.