El rating ASG (también conocido como rating ESG, por sus siglas en inglés: Environmental, Social and Governance) es una calificación que mide el desempeño ambiental, social y de gobernanza de una empresa, entidad o activo financiero. Este tipo de rating evalúa hasta qué punto una organización opera de forma responsable y sostenible más allá de los criterios puramente financieros.
Se ha convertido en una herramienta clave para inversores institucionales, fondos éticos, gestoras de activos y agencias de análisis que desean integrar factores no financieros en sus decisiones de inversión.
¿Qué significan las siglas ASG?
- A (Ambiental): impacto medioambiental de la actividad de la empresa, incluyendo emisiones de CO₂, consumo de energía y agua, gestión de residuos, políticas de sostenibilidad, etc.
- S (Social): aspectos relacionados con los derechos humanos, condiciones laborales, igualdad de género, diversidad, seguridad laboral, relaciones con la comunidad o los consumidores.
- G (Gobernanza): calidad del gobierno corporativo, composición del consejo de administración, políticas anticorrupción, transparencia, remuneraciones, independencia y derechos de los accionistas.
¿Cómo se elabora un rating ASG?
Los ratings ASG los otorgan agencias especializadas que recopilan información de diversas fuentes:
- Informes anuales y de sostenibilidad de la empresa.
- Datos públicos y registros oficiales.
- Declaraciones regulatorias (CNMV, SEC, ESMA…).
- Informes de medios, ONGs y organismos internacionales.
- Cuestionarios y auditorías internas.
A partir de esta información, se asigna una puntuación o letra (similar a los ratings crediticios) que refleja el grado de compromiso o riesgo ASG de la entidad evaluada. La metodología exacta varía según la agencia, lo que ha generado cierto debate sobre la necesidad de estandarización.
Principales agencias de rating ASG
Algunas de las agencias más conocidas que elaboran este tipo de calificaciones son:
- MSCI ESG Ratings
- Sustainalytics (Morningstar)
- Refinitiv (antes Thomson Reuters ESG)
- Moody’s ESG Solutions
- ISS ESG
- Vigeo Eiris (Moody’s)
- FTSE Russell ESG Ratings
Cada una utiliza escalas diferentes (por letras, números o porcentajes), y muchas ofrecen puntuaciones desglosadas por componente (E, S y G) además de un rating global.
¿Para qué sirve el rating ASG?
✅ Para inversores: permite identificar empresas con prácticas responsables o riesgos ASG elevados, y tomar decisiones de inversión más informadas.
✅ Para fondos de inversión: ayuda a crear productos financieros sostenibles o con etiquetas verdes (por ejemplo, fondos artículo 8 o 9 del Reglamento SFDR).
✅ Para empresas: es una forma de evaluar internamente su impacto no financiero y mejorar su reputación o atractivo ante los inversores.
✅ Para reguladores y supervisores: se convierte en una herramienta de transparencia y de prevención del greenwashing.
Rating ASG vs. inversión socialmente responsable
El rating ASG es un instrumento dentro del universo de la inversión socialmente responsable (ISR). Mientras que la ISR implica tomar decisiones de inversión que incorporen valores éticos o sostenibles, el rating ASG proporciona una métrica objetiva (aunque no unificada) que ayuda a medir el comportamiento de una empresa en esas dimensiones.
No todas las inversiones con buena calificación ASG son socialmente responsables desde un punto de vista ético, pero suelen presentar menores riesgos reputacionales y regulatorios.
Críticas y desafíos
A pesar de su utilidad, el rating ASG no está exento de críticas:
- Falta de estandarización entre agencias.
- Metodologías opacas o divergentes.
- Posibles conflictos de interés si la propia empresa paga por ser calificada.
- Riesgo de greenwashing si se prioriza la apariencia sobre el fondo.
- Inconsistencias entre ratings de diferentes agencias para una misma empresa.
Por ello, muchos inversores utilizan varias fuentes de rating ASG y realizan su propio análisis interno.
El rating ASG es una herramienta fundamental en el contexto actual de transición hacia una economía más sostenible y responsable. Aunque aún enfrenta retos en su aplicación y estandarización, su papel en los mercados financieros y en las decisiones corporativas seguirá creciendo de forma decisiva en los próximos años.

