El activo circulante, también conocido como activo corriente, es el conjunto de bienes, derechos y recursos financieros que una empresa espera convertir en efectivo, vender o consumir en el transcurso de un año o durante el ciclo normal de explotación, si este es superior al año.

Este tipo de activo es fundamental para el funcionamiento diario de la empresa, ya que representa los recursos disponibles a corto plazo para hacer frente a las obligaciones más inmediatas y sostener la actividad operativa.


Elementos que componen el activo circulante

El activo circulante se compone de distintas partidas que aparecen reflejadas en el balance de situación de la empresa. Las más comunes son:

🔹 Efectivo y equivalentes de efectivo: dinero en caja, cuentas bancarias y otros medios de pago líquidos.
🔹 Clientes y cuentas a cobrar: derechos de cobro derivados de ventas realizadas a crédito.
🔹 Existencias (inventarios): productos terminados, materias primas o mercancías disponibles para la venta o transformación.
🔹 Inversiones financieras a corto plazo: depósitos o valores negociables que se pueden liquidar en el corto plazo.
🔹 Otros activos corrientes: anticipos a proveedores, impuestos a recuperar, entre otros.


Diferencia entre activo circulante y activo no corriente

El activo no corriente (o activo fijo) incluye todos aquellos bienes y derechos que no se espera convertir en efectivo en el corto plazo, como maquinaria, terrenos, edificios o inversiones a largo plazo. En cambio, el activo circulante está destinado a rotar con frecuencia y forma parte del ciclo operativo habitual de la empresa.

Esta distinción es clave para analizar la liquidez y la estructura financiera de una compañía.


Importancia del activo circulante

El activo circulante es esencial por varios motivos:

Liquidez inmediata: permite a la empresa afrontar pagos corrientes como nóminas, alquileres o compras de materias primas.
Soporte de la operativa diaria: financia las actividades comerciales normales del negocio.
Indicador de gestión eficiente: una buena rotación de existencias y cobros a clientes mejora la salud financiera.
Base para cálculos financieros: se utiliza para calcular ratios como el fondo de maniobra, el ratio de liquidez corriente o el ratio de prueba ácida.


Ratios relacionados con el activo circulante

Algunos de los indicadores más relevantes en los que interviene el activo circulante son:

🔸 Ratio de liquidez corriente = Activo circulante / Pasivo circulante
🔸 Ratio de tesorería = (Efectivo + inversiones financieras a corto plazo) / Pasivo circulante
🔸 Fondo de maniobra = Activo circulante – Pasivo circulante

Estos ratios permiten analizar la capacidad de pago de la empresa en el corto plazo y detectar posibles problemas de liquidez o de gestión del circulante.


Gestión del activo circulante

Una gestión eficaz del activo circulante implica:

  • Optimizar el nivel de existencias: ni exceso (que inmoviliza capital) ni escasez (que puede interrumpir la producción).
  • Asegurar una buena política de cobros: para que los clientes no generen impagos o retrasos prolongados.
  • Maximizar la rentabilidad de la tesorería: sin comprometer la liquidez necesaria.
  • Negociar adecuadamente los plazos con proveedores, para equilibrar los pagos y cobros.

El activo circulante es una pieza clave en la estructura financiera de cualquier empresa. Su correcta gestión permite garantizar la liquidez y la estabilidad operativa, mientras que su análisis es fundamental para evaluar la solvencia a corto plazo y la capacidad de maniobra del negocio.