El riesgo de mercado es el riesgo de que el valor de una inversión disminuya debido a movimientos adversos en los factores generales del mercado, como los precios de las acciones, los tipos de interés, los tipos de cambio o los precios de las materias primas. Es un tipo de riesgo no diversificable, ya que afecta al conjunto del mercado o a sectores amplios del mismo, y no se puede eliminar completamente mediante la diversificación.

Este riesgo es inherente a cualquier operación financiera, ya sea en renta variable, renta fija, derivados, fondos o activos reales.


Principales componentes del riesgo de mercado

El riesgo de mercado puede desglosarse en varios subtipos:

1. Riesgo de tipo de interés

Afecta principalmente a instrumentos de renta fija. Si los tipos de interés suben, el precio de los bonos en circulación tiende a bajar, ya que sus cupones resultan menos atractivos que los nuevos instrumentos emitidos.

2. Riesgo de tipo de cambio

Presente en inversiones internacionales o activos denominados en divisas extranjeras. Las fluctuaciones en los tipos de cambio pueden generar pérdidas o ganancias, independientemente del comportamiento del activo subyacente.

3. Riesgo de renta variable

Se refiere a las variaciones en el precio de las acciones. Este riesgo está vinculado a la volatilidad de los mercados bursátiles y puede responder a factores económicos, políticos o incluso psicológicos (sentimiento del mercado).

4. Riesgo de materias primas (commodities)

Afecta a productos cuyo precio depende de la evolución de commodities como el petróleo, el oro, el gas o los productos agrícolas. Estos mercados suelen ser volátiles y muy sensibles a factores geopolíticos y climáticos.

5. Riesgo de volatilidad

Relacionado con la intensidad de los movimientos del mercado. Una mayor volatilidad implica mayor incertidumbre, y puede aumentar el riesgo de pérdidas en estrategias sensibles a cambios bruscos.


Ejemplo práctico

Un fondo de inversión mixto, que combina renta fija y renta variable internacional, está expuesto simultáneamente al riesgo de:

  • Una subida de tipos de interés, que reduciría el valor de sus bonos.
  • Una caída de las bolsas, que afectaría a sus acciones.
  • Una revalorización del euro, que disminuiría el valor en euros de sus activos en dólares o libras.

Todos estos elementos forman parte del riesgo de mercado.


Medición del riesgo de mercado

Las entidades financieras utilizan varias herramientas y métricas para medir este tipo de riesgo:

  • VaR (Valor en Riesgo): estima la pérdida máxima esperada en un periodo determinado con un nivel de confianza dado.
  • Duración y convexidad (en renta fija): miden la sensibilidad de los bonos a cambios en los tipos de interés.
  • Beta (en acciones): indica la sensibilidad de un activo respecto al mercado en general.
  • Stress testing: simula escenarios extremos para ver cómo se comportaría una cartera.

Estas mediciones son esenciales tanto para gestores de fondos como para reguladores, ya que permiten anticipar posibles impactos negativos.


Cómo mitigar el riesgo de mercado

Aunque no se puede eliminar completamente, el riesgo de mercado puede gestionarse y reducirse mediante diversas estrategias:

  • Coberturas (hedging) con derivados financieros, como futuros u opciones.
  • Diversificación geográfica y sectorial, aunque con limitaciones en casos de crisis globales.
  • Gestión activa de carteras, adaptando la exposición al riesgo en función del contexto económico.
  • Inversión en activos refugio como el oro o determinados bonos soberanos en momentos de alta incertidumbre.

Importancia en la regulación financiera

El riesgo de mercado es uno de los riesgos clave contemplados por los reguladores financieros. El marco de Basilea III (para bancos) y Solvencia II (para aseguradoras) exige que las entidades mantengan capital suficiente para cubrir posibles pérdidas derivadas de movimientos adversos del mercado.

También se exige que los fondos de inversión, gestoras y otras entidades supervisadas por organismos como la CNMV o el Banco de España, informen de su exposición a este riesgo de forma clara y transparente.


El riesgo de mercado es inherente a toda inversión, especialmente en entornos volátiles o inciertos. Entender su naturaleza, sus fuentes y cómo gestionarlo permite a los inversores tomar decisiones más informadas y diseñar estrategias que se adapten mejor a su perfil de riesgo y a las condiciones económicas.