En el ámbito financiero, el término “muralla china” (del inglés Chinese Wall) no se refiere al monumento histórico, sino a una barrera informativa interna dentro de una empresa —especialmente dentro de entidades financieras, bancarias o de servicios de inversión— que impide el flujo de información sensible entre departamentos que podrían tener conflictos de interés.
Se trata de un mecanismo de control interno, cuyo objetivo es proteger la confidencialidad de cierta información y evitar que personas con acceso a datos privilegiados los utilicen para obtener ventajas indebidas, ya sea directa o indirectamente.
Origen del término
El concepto toma su nombre por analogía con la Gran Muralla China, una construcción que separaba territorios, simbolizando la separación rigurosa entre áreas de una organización.
Fue adoptado por los reguladores financieros anglosajones para prevenir el uso indebido de información confidencial, especialmente en operaciones de banca de inversión y análisis financiero.
¿Dónde se aplica una muralla china?
La muralla china es común en entidades donde coexisten actividades potencialmente incompatibles:
- Departamentos de banca de inversión (fusiones, adquisiciones, emisiones de acciones o deuda)
- Áreas de análisis o research
- Gestoras de fondos o carteras
- Departamentos de trading o intermediación bursátil
- Banca privada o asesoramiento personalizado
Por ejemplo, si un banco está asesorando a una empresa en una operación confidencial de fusión, esa información no debe llegar al área de análisis que publica recomendaciones sobre valores cotizados, ni al equipo de trading, que podría operar en Bolsa con ventaja injusta.
Objetivos de la muralla china
- Evitar el uso de información privilegiada (insider trading)
- Proteger la integridad de los mercados
- Prevenir conflictos de interés internos
- Proteger a los clientes y garantizar un trato justo
- Cumplir con la normativa de organismos supervisores (como CNMV, ESMA, SEC)
Medidas para implementar una muralla china
Las murallas chinas no son solo simbólicas: requieren protocolos internos efectivos, tales como:
- Separación física de equipos o departamentos.
- Control de acceso a sistemas y documentos sensibles.
- Listas restringidas: activos sobre los que no se pueden hacer operaciones ni recomendaciones.
- Formación específica al personal con acceso a información confidencial.
- Supervisión por parte de un departamento de cumplimiento normativo (compliance).
- Registros y auditorías internas para asegurar el cumplimiento de las barreras informativas.
Regulación aplicable
En España, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) exige a las entidades financieras contar con políticas que garanticen la separación de funciones y la confidencialidad de la información sensible. La normativa MiFID II, de aplicación europea, también refuerza estos requisitos.
La falta de una muralla china eficaz puede derivar en sanciones, pérdida de reputación o incluso procesos penales si se detecta uso de información privilegiada.
Ejemplo práctico
Una entidad financiera está gestionando una OPA (Oferta Pública de Adquisición) confidencial para una empresa cotizada. El equipo de asesoramiento trabaja directamente con los directivos del cliente. Mientras tanto, el equipo de análisis del mismo banco publica informes sobre esa empresa. Si no hay una muralla china entre ambos equipos, podría producirse una filtración de información privilegiada.
Para evitarlo, se establece una prohibición de contacto, se restringen accesos, y se bloquean temporalmente recomendaciones o compras de acciones en carteras gestionadas.