Las minusvalías son las pérdidas que sufre un inversor o propietario cuando el valor de un activo disminuye respecto al precio por el que fue adquirido. Es decir, se genera una minusvalía cuando se vende un bien —como una acción, un inmueble o un fondo de inversión— por un precio inferior al que se pagó originalmente.

Se trata del concepto opuesto a las plusvalías, que representan ganancias por revalorización. Ambas son componentes fundamentales en la fiscalidad del ahorro y en la evaluación de la rentabilidad de inversiones.


Tipos de minusvalías

Las minusvalías pueden clasificarse según el tipo de activo o la naturaleza de la pérdida:

1. Minusvalías patrimoniales

Son las más habituales y se generan cuando se vende un activo con pérdidas. Por ejemplo:

  • Vender acciones a un precio menor que el de compra.
  • Transmitir un inmueble por debajo de su valor de adquisición.
  • Liquidar un fondo de inversión con pérdidas.

Estas minusvalías se integran en la base del ahorro a efectos fiscales.

2. Minusvalías contables

En el ámbito empresarial, las minusvalías también pueden reflejarse como deterioros de valor en los balances. Se trata de ajustes que reflejan una pérdida potencial por la disminución del valor de un activo, aunque no se haya vendido. Ejemplo: depreciación de activos financieros o de inmovilizado.

3. Minusvalías fiscales

Son las que reconoce la legislación tributaria como deducibles en la declaración del IRPF o del Impuesto de Sociedades. No todas las pérdidas contables o patrimoniales son automáticamente minusvalías fiscales; deben cumplir ciertos requisitos.


Cálculo de la minusvalía

La fórmula básica para calcular una minusvalía es: Minusvalıˊa=Precio de compra−Precio de venta\text{Minusvalía} = \text{Precio de compra} – \text{Precio de venta}Minusvalıˊa=Precio de compra−Precio de venta

Ejemplo:
Si se compraron 100 acciones a 20 € (2.000 € en total) y se venden a 15 € (1.500 €), la minusvalía es de 500 €.

En este cálculo deben incluirse también los gastos asociados a la operación, como comisiones, impuestos o notaría, si los hay.


Tratamiento fiscal en España (a 2025)

Las minusvalías patrimoniales pueden compensarse con plusvalías generadas durante el mismo ejercicio fiscal. Si, después de la compensación, aún quedan minusvalías pendientes, se pueden compensar en los cuatro años siguientes.

Además:

  • Se pueden compensar hasta el 25 % de los rendimientos del capital mobiliario (intereses, dividendos) con minusvalías, si no hay suficientes ganancias patrimoniales.
  • La compensación debe seguir el orden establecido por la normativa del IRPF.

Esto convierte las minusvalías en una herramienta útil para la optimización fiscal de una cartera.


Minusvalías latentes vs. realizadas

  • Minusvalías latentes: aquellas que se reflejan en la valoración actual del activo, pero no se han materializado porque el activo no se ha vendido.
  • Minusvalías realizadas: se producen cuando el activo sí ha sido vendido y la pérdida es efectiva.

Sólo las minusvalías realizadas tienen efectos fiscales.


Gestión de minusvalías en inversiones

Los inversores pueden gestionar de forma activa sus minusvalías para:

  • Reducir la carga fiscal del ejercicio compensándolas con plusvalías.
  • Reestructurar su cartera sin perder eficiencia financiera.
  • Aplicar estrategias de harvest de pérdidas (loss harvesting), muy comunes en la gestión profesional.

No obstante, hay que tener en cuenta la norma antiaplicación de pérdidas del IRPF: no se permite compensar minusvalías si se vuelve a adquirir el mismo valor en los dos meses anteriores o posteriores a la venta.


Las minusvalías no sólo representan una pérdida económica, sino también una oportunidad de optimización fiscal cuando se gestionan correctamente. Son parte inherente del ciclo de inversión y deben analizarse junto a las plusvalías para evaluar la rentabilidad y el riesgo de cualquier operación financiera.